CONCURSO DE MICRORRELATOS – ESO

Como cada año, con motivo del día internacional del libro, hemos realizado un concurso de microrrelatos para padres y madres de todo el colegio y para el alumnado de Secundaria.

Les detallamos el nombre de los ganadores y la publicación de los relatos ganadores.

Enhorabuena a todos ellos y gracias al resto por participar.

CATEGORÍA PADRES Y MADRES

  • DANIEL CARNICERO DE LA CÁMARA, padre de Daniel Carnicero Galeana, de 5º de Primaria.
  • MARCO FERRERO, que ha participado en el concurso a través de Esther Juárez, de 2º de Secundaria.

CATEGORÍA 1º Y 2º DE LA ESO

  • AITOR TEJÓN BAEZA, de 1º de la ESO
  • RUTH AMADOR GARCÍA, de 2º de la ESO

CATEGORÍA 3º Y 4º DE LA ESO

  • MARTA VICENTE ÁLVAREZ, de 3º de la ESO
  • JOSUÉ CANO CANTÓN, de 4º de la ESO

 

SU VOLUNTAD, NUESTRA REDENCIÓN. DANIEL CARNICERO

El prisionero abrió los ojos y su conciencia retornó haciendo que tanto su mente como

su cuerpo cobraran vida de nuevo. Se encontraba en una sala húmeda y oscura desde la

que se podía escuchar al gentío agitarse gritando frenéticamente. Comenzó a percibir el

olor y sabor metálico de su sangre corriendo por su frente y mejillas debido a los

infinitos cortes que habían estampados alrededor de su cabeza, los cuales se sentían

como cuchillas inmisericordes que rezaban: “Hominem te esse memento”. Era

consciente que esa misma tarde iba a recibir el abrazo de la muerte.

Repentinamente, sintió la tentación de huir de todo ese suplicio que le estaba torturando.

Era capaz de eso y mucho más, ya que la vida y la muerte habían sido doblegadas por su

voluntad. Sin embargo, su Padre había establecido que así tendría que ser su destino por

el bien de la humanidad. Súbitamente, se abrió la puerta y pudo discernir su verdugo,

una cruz de madera grande y pesada. Su corazón y su respiración se aceleraron. Su alma

anheló que todo hubiera sido de otra forma, pero fue imposible volver atrás. Con

convicción dio un paso al frente afrontando su destino.

 

UNA NUEVA ESPERANZA. MARCO A. FERRERO GARCÍA

Levantó la mirada hacia el nublado cielo que, en la penumbra del amanecer, casi no se

diferenciaba del inmenso mar que le rodeaba. El silencio era perturbador, tanto que

podía escuchar los latidos de su acelerado corazón, a pesar de encontrarse rodeado de

caras desconocidas, marcadas por el rictus del miedo, la desesperación y la añoranza. En

su cabeza: imágenes de todo lo que deja atrás y terror ante la idea de estar presenciando

la última salida del Sol; ese Sol, bajo el que tantas horas de incesante camino, le

llevaron a la orilla que fue testigo de su despedida de todo aquello que conocía y, sin

embargo, amaba. Como único equipaje: su coraje; como única compañía: las ilusiones

de aquellos que, como él, habían emprendido ese viaje hacia la incertidumbre y el

anhelo de algo mejor. Aún en su cabeza el recuerdo de cómo saltó dentro de la

embarcación y cómo, aunque las dudas le inundaron, ya fue imposible volver atrás. De

repente, un murmullo que se transforma en un coro de gritos y vítores de júbilo:

“¡Tierra!. ¡Playa!”. Para la mayoría: un pequeño lugar del mundo. Para ellos: un nuevo

mundo, una nueva vida, una nueva esperanza.

 

EL DENTISTA.  AITOR TEJÓN BAEZA. 1º ESO

Tras darle muchas vueltas durante días, me encontré sentado en medio de la sala de espera. Cuando se abrió la puerta, y al oír mi nombre, fue imposible volver atrás, sentado en la sala de espera notaba sudores fríos, un escalofrío recorrió mi cuerpo, respiré hondo y… ¡adiós muela!

 

CAFÉ. RUTH AMADOR GARCÍA. 2º ESO

Cuando una persona menciona la palabra “café”, solemos pensar en ese líquido amargo y adictivo. Pero ¿Y si hablo de tus ojos?

Quiero un café, pero no un café cualquiera, quiero un café como el que reflejan tus ojos, ese que tanto me desvela, que me roba las ideas y hace que el tiempo se detenga.

Quiero de ese café, no me importa lo amargo o dulce que puede llegar a ser, quiero apreciarlos hasta envejecer, hasta que el tiempo me permita.

Quiero habitar en ellos, seguir viendo esas estrellas nadando en estos, cerrar los ojos y que la imagen perdure.

Pero, fue imposible volver atrás. Fue imposible volver a ese momento donde planeábamos un final juntos, cuando nos refugiábamos en los brazos del otro y nos quedábamos perdidos en nuestras facciones.

“Vivieron felices y comieron perdices” Pero ¿quién dijo juntos?

Deseo que seas feliz, y cumplas todos tus sueños y propósitos. Espero en otra vida volver a ver ese café de tus ojos, pues mi amor a ti es inefable.

 

 

LA PUERTA DE LOS RECUERDOS. MARTA VICENTE ÁLVAREZ. 3º ESO

Lágrimas brotaban de mis ojos sin cesar. En ese mismo instante, alcancé a ver una puerta que pasaba desapercibida a simple vista. Decidí levantarme para poder examinarla con mayor detalle. Su pomo era dorado y resplandeciente, como nuevo; en contraste con la madera que la formaba, antigua y oscura.

Tomé el pomo con delicadeza, haciéndolo girar. Entonces se abrió. Al principio no era capaz de ver nada, ya que el lugar se encontraba sumido en la niebla; que poco tiempo después se fue disipando, para revelar un espacio transitado de recuerdos. Todos los recuerdos felices que me habían acontecido hasta el momento. Recorrí la zona sintiendo nostalgia y felicidad al verlos. Deseé poder quedarme allí, observándolos siempre.

Cuando decidí volver, miré atrás, pero no encontré la puerta. Mi deseo se cumplió. Enseguida comprendí que estaba atrapada en aquel lugar remoto. Quise vivir en el pasado y me olvidé del presente. De que los mejores momentos son los que están por llegar. Inmediatamente supe que ya era tarde, fue imposible volver atrás.

 

¡QUÉ RÁPIDO PASA LA VIDA! JOSUÉ CANO CANTÓN 

Hace poco me di cuenta de algo y fue imposible volver atrás. Las cosas habían cambiado, la gente y mis padres me trataban con mayor respeto, me hacían ocuparme de niños más pequeños, me pedían que les ayudase con las maletas cuando nos íbamos de viaje, me dejaban quedar con mis amigos más tarde, me dejaban ir de fiesta, me dejaban el coche cuando quería, podía buscar un trabajo… En resumen, podía hacer todo lo que quería.

Me había hecho mayor. El tiempo que pasa ya no vuelve, ahora toca asumir nuevas responsabilidades y asumir nuevos retos.

Con mis cuarenta y tres años ya tocaba, más vale tarde que nunca.